Desde que terminé La Casa de los espíritus (¿1993?) enfadada
por la tremenda similitud con Cien Años de Soledad, no había vuelto a abrir
nada de Isabel Allende. No me arrepiento de haberla leído porque cumplía todos
los requisitos de lectura de avión: edición de bolsillo, fácil, “pluri-geográfica-cultural” (...) Engancha (con todo los tópicos de heroínas, dramas, secretos, retos,
dificultades, clases sociales enfrentadas etc.)… pero de no haber sido por la
falta de tiempo para comprar algo antes del viaje, se hubiera quedado en la
balda de la estantería acompañando a los ya leídos. Si no le pides peras al
olmo, rellena adecuadamente momentos de insomnio o los hace más amenos.
Durante el 2007 aprendí que no es que un libro “pueda contigo” si no te lo terminas de leer cuando se hace soporífero, sino que “puede contigo” si es soporífero y te lo terminas de leer. Por tanto ya no me termino lo peores, sino que libero espacios temporales para los que sí merecen la pena. De ahí nace el blog. Todavía no me he salido de una sala de cine o he tirado a la basura un CD que me haya comprado. A lo mejor lo logro durante el 2008.
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A partir de ahora en “recomendamosono” recomendaremos o no libros, películas y discos que se nos ocurran. La idea es intercambiar opiniones, cortas, largas, monosilábicas .... sobre lo que vamos descubriendo y discutir, sobre todo discutir.
sábado, 17 de noviembre de 2012
domingo, 11 de noviembre de 2012
Risa en la oscuridad de Vladimir Nabokov
Si un pantalón negro es un fondo de armario porque te lo
puedes poner en cualquier momento con cualquier cosa, un Nabokov debe ser un
fondo de biblioteca porque igualmente encaja en cualquier momento. Mientras
leía pensaba que Nabokov no siente ninguna compasión ni piedad por sus
personajes. A veces hasta que se deleita en su perversión, pero con una fórmula
humorística e incluso hasta tierna. “Érase una vez un hombre llamado Albinus,
que vivía en Berlín, Alemania. Era rico, respetable, feliz. Un día abandonó a
su mujer por una amante joven; amó; no fue amado, y su vida acabó en un
desastre”. Así empieza la obra… en definitiva, lo importante no es qué sucede
sino cómo. Que duro, pero que buen rato he pasado.
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