Durante el 2007 aprendí que no es que un libro “pueda contigo” si no te lo terminas de leer cuando se hace soporífero, sino que “puede contigo” si es soporífero y te lo terminas de leer. Por tanto ya no me termino lo peores, sino que libero espacios temporales para los que sí merecen la pena. De ahí nace el blog. Todavía no me he salido de una sala de cine o he tirado a la basura un CD que me haya comprado. A lo mejor lo logro durante el 2008.
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A partir de ahora en “recomendamosono” recomendaremos o no libros, películas y discos que se nos ocurran. La idea es intercambiar opiniones, cortas, largas, monosilábicas .... sobre lo que vamos descubriendo y discutir, sobre todo discutir.
miércoles, 19 de marzo de 2008
Travesuras de la niña mala de Mario Vargas Llosa
Lo reconozco, lo compré por el título, no pude evitarlo ni dejar de leerlo. No porque fuera estupendo, sino porque me enganchó de mala manera la historia. A pesar de ser un folletín con muchas escenas poco creíbles, era tanta la intensidad que…. en fin, no quería abandonar al pobre Ricardo a su mala suerte, buscada por otro lado, con la perversa mujer que siempre se sale con la suya.
Caramel
No sé cuanto tiempo durará en cartelera, pero si buscáis ternura, sencillez, colorido y sonrisas merece la pena disfrutarla en pantalla grande. Una historia sobre los problemas cotidianos de seis mujeres libanesas….nada de política, sólo tradiciones, represiones, sexualidad y mucha, mucha sensualidad. No sabría con qué escena quedarme, la disfruté enterita, pero imagino que sería una con Rosa y Lili, la costurera y su hermana. Ante todo tierna.
jueves, 6 de marzo de 2008
Alessandro Baricco - SEDA
No me aventuro a resumir lo que he leído, porque creo que el propio autor hace una espectacular introducción de lo que es este maravilloso libro.
“Esta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Esta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento.
Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos, y dolores, que se sabe muy bien lo que son, pero que no tienen un nombre exacto que los designe. Y, en todo caso, ese nombre no es amor. (Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. Así funciona. Desde hace siglos).
Todas las historias tienen una música propia. Esta tiene una música blanca. Es importante decirlo porque la música blanca es una música extraña, a veces te desconcierta: se ejecuta suavemente y se baila lentamente. Cuando la ejecutan bien es como oír el silencio y a los que la bailan estupendamente se les mira y parecen inmóviles. La música blanca es algo rematadamente difícil.
No hay mucho más que añadir. Quizá lo mejor sea aclarar que se trata de una historia decimonónica: lo justo para que nadie se espere aviones, lavadoras o psicoanalistas. No los hay.“
“Esta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Esta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento.
Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos, y dolores, que se sabe muy bien lo que son, pero que no tienen un nombre exacto que los designe. Y, en todo caso, ese nombre no es amor. (Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. Así funciona. Desde hace siglos).
Todas las historias tienen una música propia. Esta tiene una música blanca. Es importante decirlo porque la música blanca es una música extraña, a veces te desconcierta: se ejecuta suavemente y se baila lentamente. Cuando la ejecutan bien es como oír el silencio y a los que la bailan estupendamente se les mira y parecen inmóviles. La música blanca es algo rematadamente difícil.
No hay mucho más que añadir. Quizá lo mejor sea aclarar que se trata de una historia decimonónica: lo justo para que nadie se espere aviones, lavadoras o psicoanalistas. No los hay.“
FERNANDO ARAMBURU - Los Peces de la Amargura
Historias cortas dolorosas y conmovedoras que componen un cuadro imborrable de los años de violencia en el País Vasco, que lejos de intentar avivar el sentimiento de odio, indignación e incomprensión que la mayoría sentimos hacia esta lucha sin sentido, el autor intenta denunciar el miedo, la incomprensión, y en la mayoría de los casos la soledad de muchos de los personajes de cada una de las historias reales sin duda.
RECOMENDABLE
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