Ordeno y mando de Amélie Nothomb

Bueno, vale. Esa es un poco la sensación. Es entretenida, algo surrealista. Deja mucho a la imaginación del lector, tanto que a veces poco hilada o poco creíble. Baptiste, el protagonista, aprovecha la muerte inesperada de un desconocido para usurpar su personalidad y vivir de su dinero, con su mujer, en su casa bebiendo champán, comiendo y durmiendo. En las últimas 20 páginas me ha dado la sensación que Amelia había quedado para cenar y que tenía prisa por terminar porque el ritmo cambia radical y artificialmente… Le falta un par de algos. Prescindible.

El buen ladrón, de Hannah Tinti

Es como si Tinti la hubiera escrito a la luz de una vela a medio consumir encerrada en un sótano. Es entretenida. A mí me han gustado sobretodo los personajes. Ren es un niño, es un huérfano, un manco que desea que una familia le encuentre útil y le adopte. Es leal, es un ladronzuelo al que le interesan los milagros de los santos y su reino da por una naranja. Tinti te sumerge en la oscuridad de las calles de EEUU del Síglo XIX, la de sus fábricas, la de sus cementerios y la de un priorato convertido en orfanato. Es muy directa, algo sangrienta y sin aventuras innecesarias para rellenar; eso sí, ciertas historias me han recordado a los cuentos de Big Fish (Tim Burton), con su gigante, su enano, sus hombres con sombrero, el médico comprador de cadáveres... No es para lanzar cohetes pero leeré su siguiente novela cuando la escriba.

Seis sospechosos de Vikas Swarup

Auténtica. No me podía defraudar el segundo libro del autor de “Slumdog Millionaire -¿Quién quiere ser millonario?” Rápido, sarcástico e irónico retratando la India contemporánea. Sin efectos especiales. Los seis personajes son sospechosos de asesinar a un joven empresario rico y asesino. Todos ellos tienen un arma pero más interesante que conocer cual de ellos le mató es conocer sus móviles. Recrea a todos los personajes de una forma natural, cuyas historias dan para un libro propio. Cada personaje es un mundo en el que se refleja la diversidad del país. Todo fluye a pesar de ser tramas complicadas. No os lo perdais, pero compradlo junto con otro, porque os lo vais a terminar enseguida.

Shantaram de Gregory Roberts

Estaba deseando terminármelo de una vez. He roto mi promesa de soltar los libros que no me merezcan la pena, pero en fin, había causas de fuerza mayor. Por donde empezar: insufrible la narrativa con una poética artificial, tremendamente cursi y poco creíble. Insufribles las conversaciones filosóficas que están metidas con calzador (lo de siempre: el bien, el mal, de donde venimos adonde vamos -para conocerlas me voy a los textos sufi originales-). Insufribles las más de 1000 páginas que tiene. A ver editores, por Dios, que no es Lisbeth Salander, que no tiene tanto tirón y al menos Milenium salió en tomos. Estas mil páginas no las puedes llevar ni en el metro, ni en una maleta –eso sí, no hay nada que un cuter no pueda solucionar (sí, lo admito, lo troceé, total, me iba a deshacer de él tras terminarlo). En fin, una historia (semibiográfica) que podría ser muy interesante en 300 páginas, con personajes pintorescos y conmovedores, con descripciones muy gráficas de Bombay en los 80 y sus costumbres , tanto las de lealtad como las corruptas, … Pero en 1000 termina siendo un bodrio. Es que si en la lectura de un libro se nota que el autor se ha esforzado por intentar escribir bien… malo.