comparte....

A partir de ahora en “recomendamosono” recomendaremos o no libros, películas y discos que se nos ocurran. La idea es intercambiar opiniones, cortas, largas, monosilábicas .... sobre lo que vamos descubriendo y discutir, sobre todo discutir.

lunes, 7 de abril de 2008

El padre de Blancanieves, de Belén Gopegui

He tardado 3 meses en leérmelo. No sé si esta afirmación dice mucho o poco: por un lado he tardado tanto porque es una novela compleja que exige cierta reflexión personal –e incluso autocrítica- y por otro porque había ocasiones en las que ya no podía más –lo siento, es cierto, pero tanto alegato activista de izquierdas, tantas consecuencias personales de actos decididos y coherentes son difíciles de digerir en el metro.

Narra la convivencia de una familia de clase media(que bien podría ser la sociedad española) con sus distintas visiones del mundo y como relacionarse con él y en él, pasando por los dos extremos desde la militancia política a la de vivir-y-dejar-vivir conformándose con lo que les ha tocado, incluso disfrutando de la seguridad propia de la rutina.

El estilo es muy interesante por tratarse de fragmentos a veces narrativos, a veces en forma de diario personal, a veces de los pensamientos de un personaje colectivo -la asociación política a la que pertenece la hija de los protagonistas-, otras de un intercambio de correos electrónicos (este es el formato que menos me ha convencido porque es poco creíble la relación -a modo de confesiones- entre los personajes). En fin, que esa variedad enriquece la novela.

Hay unas reflexiones sobre la “realidad” muy interesantes que incluso me han recordado los tiempos en los que me obsesionaba mi propia coherencia, esos años universitarios en los que me permitía la desfachatez e insolencia de criticar a aquellos que solo miraban al mundo sentados mientras lo veían pasar, en contraste con mi ahora, en el que ya sólo me preocupa mi coherencia de forma un tanto pasiva, ya que creo, con unos años más, que las formas de ser incoherente son infinitas y me da cierta pereza juzgarme cada vez que sonrío a pesar de saber que sonreír es un auténtico privilegio. Vamos, que soy una especie de Enrique, ni mucho menos una Manuela ni una Susana…..aunque lo de Manuela sería de lo más interesante.

No hay comentarios: